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Las enfermedades sistémicas, aquellas que afectan a todo el organismo, pueden tener un impacto significativo en la salud bucal. La interconexión entre el cuerpo y la boca es fundamental para comprender cómo ciertas afecciones pueden manifestarse a través de problemas orales.
En este artículo, vamos a profundizar acerca de las enfermedades sistémicas que tienen incidencia en la salud bucal, hablando de su naturaleza y la importancia de un cuidado oral adecuado en estos casos.
Las enfermedades sistémicas son trastornos que afectan a múltiples estructuras o sistemas del cuerpo en lugar de estar confinadas en un área específica. Suelen impactar diferentes órganos, tejidos o células, lo que conduce a una amplia gama de síntomas y manifestaciones en todo el cuerpo como inflamación, dolor, fatiga, fiebre, pérdida de peso, trastornos metabólicos y compromiso del sistema inmunológico.
Pueden tener diversos orígenes, como factores genéticos, ambientales, inmunológicos o una combinación de estos. Además, pueden repercutir en distintas partes del cuerpo, incluidos órganos vitales como el corazón, los pulmones, los riñones, el hígado, las articulaciones, la piel y más.
Algunas enfermedades sistémicas comunes, son diabetes, hipertensión, artritis, osteoporosis, entre otras.
La relación entre las enfermedades sistémicas y la salud oral es bidireccional. Por un lado, las enfermedades sistémicas pueden contribuir al desarrollo de problemas bucales, y por otro lado, las afecciones orales pueden repercutir en la salud sistémica.
Por ejemplo, ciertas infecciones bucales pueden agravar enfermedades como la diabetes o las enfermedades cardiovasculares.
Mientras que las afecciones sistémicas pueden influir en la salud bucal de diferentes maneras, desde la alteración de la flora oral hasta el debilitamiento de las estructuras dentales.
Las enfermedades sistémicas tienen una alta incidencia en la aparición de problemas dentales al estar interconectadas en su totalidad con diferentes estructuras del cuerpo humano. Veamos a continuación tres de las afecciones más comunes que ocasionan repercusiones en la salud oral:
La diabetes es una enfermedad metabólica crónica que afecta la capacidad del cuerpo para producir o utilizar insulina de manera efectiva para regular los niveles de glucosa en sangre. Cuando no se controla de la forma correcta puede aumentar el riesgo de padecer enfermedad periodontal, una afección de las encías que produce inflamación, sangrado y eventualmente pérdida dental.
La relación bidireccional entre la diabetes y la enfermedad periodontal está bien establecida: la diabetes puede empeorar la enfermedad periodontal, y la enfermedad periodontal puede dificultar el control de la diabetes al afectar los niveles de azúcar en sangre.
Las enfermedades cardiovasculares, como la enfermedad cardíaca y los accidentes cerebrovasculares, pueden estar relacionadas con la salud bucal. Particularmente, existe una conexión entre las enfermedades periodontales y las enfermedades del corazón.
Se cree que la inflamación crónica de las encías puede contribuir al desarrollo de la aterosclerosis (acumulación de placa en las arterias) y otros trastornos cardiovasculares.
Las enfermedades respiratorias, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y la neumonía, pueden verse agravadas por la presencia de bacterias orales. Las infecciones que se producen en la boca pueden llegar al tracto respiratorio y empeorar las condiciones pulmonares.
Esto es especialmente crítico en personas inmunocomprometidas o con sistemas inmunológicos debilitados, donde las infecciones pueden propagarse más fácilmente desde la boca hacia los pulmones y vías respiratorias. Además, puede resultar más complejo en pacientes que tengan infecciones periodontales y caries.
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Las enfermedades sistémicas tienen un impacto significativo en la salud bucal, y la relación entre ambas es compleja y bidireccional. Mantener una buena salud oral es esencial para personas que padecen enfermedades sistémicas, ya que puede contribuir a una mejor gestión de la condición médica subyacente.
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Las personas con enfermedades sistémicas deben mantener una higiene bucal rigurosa, que incluye el cepillado de dientes al menos tres veces al día, uso diario de hilo dental y uso de enjuague bucal según recomendación del especialista. También se deben programar las revisiones odontológicas periódicas, al menos dos veces al año, y reportar cualquier efecto secundario o anomalía que se pueda presentar en la boca, incluyendo aquellas que puedan aparecer por efecto posterior al uso de medicamentos.
Las enfermedades bucales más comunes que pueden tener incidencia en la salud general son la caries, la gingivitis, la periodontitis, las aftas bucales, leucoplasia oral y cáncer oral.
El manejo de enfermedades sistémicas a menudo requiere un enfoque integral y multidisciplinario que involucra a diferentes especialistas de la salud. Aquí se incluyen medicamentos, terapia física, cambios en el estilo de vida, terapia ocupacional, intervenciones quirúrgicas y otros tratamientos específicos dirigidos a abordar los síntomas y controlar la progresión de la enfermedad.
La boca cuenta con una presencial natural y equilibrada de microorganismos que pueden ser bacterias, virus, hongos y otros microbios, a esto se le conoce como flora bacteriana, sin embargo, cuando existe un desequilibrio en la misma, se considera que hay una presencia inadecuada de bacterias u otros microorganismos.